Siempre fui apasionada, o entusiasta. Desde chica tengo mucha energía interna, que he ido canalizando de distintas maneras, que fui educando con los años. Con lo cual creo que a esta altura tengo una mezcla de pasión innata y educación emocional, por momentos libero más lo creativo y espontáneo, y por momentos me fuerzo a poner foco y tenacidad para direccionar esa pasión o energía hacia algo específico.

Soy una persona muy curiosa por naturaleza, y disfruto enormemente descubrir cosas, aprender, investigar, asombrarme. Con lo cual ya aprendí que al menos en mi caso, no hay un “llegué”; un “ya está” … porque va cambiando, madurando o evolucionado. Y creo que es en ese modo que doy lo mejor de mí, así que ya no me asusta el cambio sino que lo tomo como parte de mi camino.}

Me inspiran muchas cosas. Hay veces que son estímulos externos: un diálogo, un gesto de alguien, una pintura, algo en las redes. Otras veces proviene del interior, desde un espacio de silencio y quietud, casi estando adormecida… brotan cosas.

No creo que pasión y propósito sean lo mismo. Creo que se potencian, creo que la pasión es la herramienta, esa fuerza vital, capacidad, habilidad, y el propósito la dirección, y también el modo. Para mí el modo hace al fin, y a la herramienta también. Puede existir una pasión que se desarrolle por el solo placer de hacerlo, y es válido, pero creo que la opción de encausarla hacia un propósito al que le demos valor, vale la pena investigar.

Para mí, el éxito es estar donde quieras estar. En todos los sentidos, con la gente que querés, en un mundo interior que te anide y te anime a seguir creciendo, llevando la cadencia que quieras, que elijas, para tu propia vida.

Dedico mis horas laborales cada vez más a aquello que me apasiona, que me moviliza, que resulta significativo para mí. Me resulta cada vez más infructuoso dedicarle tiempo y energía a cosas que no aporten de alguna manera relevante a mis creencias.

En mi trabajo, el producto que entrego es lo más importante. Mi propósito es entregar bienes de valor, de calidad, de impacto. Con un enorme respeto y visión de quién lo recibe. Para eso, el proceso es exigente. Exige mucha entrega, concentración, empatía, muchísimo trabajo editorial, y una “honestidad” muy profunda. Si le falta lo anterior al proceso, el resultado lo nota. No me torturo con esto y sé que a veces se consigue más y otras menos. Pero definitivamente tengo en mente el producto final. Otras veces realizo el proceso creativo solo por placer, y me encanta, es como una sala de entrenamiento, o un laboratorio de ideas. Pero para las mujeres a las que les entrego lo final, solo les llega lo mejor, lo más cuidado.

Creo que para todas las personas que realizamos tareas creativas, es importante identificar al censor interno (como dice Julia Cameron), que está bien presente, acomplejándonos, limitándonos, burlándose… y tener muy clara las ideas, o las emociones cuando aparece, para rápidamente “cancelar” esos pensamientos limitantes. Tener una “caja de primeros auxilios” a mano, para no permitir que lo negativo, vaya creciendo en nuestra mente

En mi caso, tengo un “cofre de los tesoros”, allí guardo los muchísimos mensajes de distintas mujeres que me cuentan cómo mi trabajo les sumó de una u otra manera. Me reorientan cuando estoy perdida, me dan fuerza cuando me siento débil, y me recuerdan mi propósito cuando aparece el censor interno.

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Y nosotras nos vemos la próxima semana con otra historia ! Beso enorme ! Marina