Soy Mónica Izquierdo, desde que vivo en San Martín de los Andes, hace muchos años ya, diría que pude comenzar a dejar espacio para mis pasiones, siempre fui curiosa, creativa, amante de los colores y la decoración. Sin embargo, todo comenzó a suceder con una necesidad de bienestar, de escucharme y de comenzar a trabajar para ver qué cosas me unían a ese bienestar y que generaban en mí.
Tanto el yoga como el arte además de apasionarme me han invitado a enfrentar inseguridades, temores, empezar a incorporar nuevos conceptos, tratar de salir de la zona de comodidad, y ““la paciencia”, el lograr dar el tiempo necesario al proceso, con todo lo que eso implica, tratando de no abandonar ante los primeros obstáculos que se presentan, ese fue y sigue siendo un buen aprendizaje.
Eso hizo que de a poco me centrara en la posibilidad de que mis obras pudieran estar presentes en otros hogares en otros lugares también, me gusta pensar en transmitir con mis trabajos una sensación de bienestar, de alegría, eso se transforma en un gran desafío, algo que me gratifica, que alimenta mi pasión y la mantiene viva.
Cuando comienzo a pintar me gusta disfrutar del proceso de creatividad, es un momento mágico y meditativo, pasan las horas muy rápido, ahí es cuando aprendo, imagino, practico, me equivoco, invento y principalmente siento que avanzo, cuanto más trabajo.