¿Sentiste el llamado de la pasión, o dirías que llegaste a ella a través de un proceso?

Definitivamente, lo segundo. Empecé a trabajar de mi carrera formal (Economía) antes de terminar la facultad, hice un posgrado y sentía que la carrera me llevaba a mí más que yo a ella. Era casi por inercia. Me gustaba lo que hacía, sentía “adrenalina” en mi trabajo y eso me hacía seguir, pero tenía claro que si paraba y me preguntaba qué me gustaba de lo que hacía, me costaba encontrar una respuesta. Tenía un trabajo de muchas horas (muchas en serio: entraba a las 8 am y era común salir a las 10 o 11 de la noche. Tuve mi primer hijo y, en 2002, el sector en el que yo estaba trabajando se derrumbó; por eso empecé con un negocio propio, mi primer emprendimiento. De ahí hasta el días de hoy tuve varios emprendimientos que fueron tallando lo que hago hoy.

¿Sentís que encontrar tu pasión te cambió?

Como fue progresivo y fui construyendo de a poco lo que hago hoy, no siento que me haya cambiado de una forma radical. Creo que, si hubiese seguido con mi carrera inicial mi realidad sería otra, porque el trabajo es una parte muy importante de nuestras vidas y la transforma y moldea.

Habiendo encontrado tu pasión, ¿cuáles creés que son los mayores desafíos a los que te enfrentás para seguir alimentándola?

Ahora que lo pienso, no siento que necesite alimentarla; es tan orgánico y me gusta tanto, que suele ser al revés: tengo que ponerme un límite para no seguir sin pausa. Pero sí es verdad que siempre tengo algo en vista que quiero aprender, mejorar, cursos que quiero tomar… Ahora, con el alto costo que implica tomar cursos online del exterior tengo que medir ese impulso. Soy curiosa y hacedora por naturaleza, lo que no sé lo quiero aprender ya.

¿Qué te inspira?

Mi rutina. Parece contradictorio, pero mi espacio, la calma y un rico café son los mejores compañeros para mis momentos de creatividad. Sumergirme en mis archivos eternos, donde guardo, imágenes, tipografías, conceptos, detalles que me llamaron la atención en algún momento, son el punto de partida de mis diseños. O, a veces, una idea que aparece de la nada y anoto apurada en mis notas en el celu (tengo listas de “cosas que quiero hacer” que son interminables y la verdad es que pocas veces las releo, son más que nada un disparador). También me gusta la soledad, confieso. Ir a una cafetería, sentarme sola, tomar un rico machiatto y mirar alrededor y pensar. Necesito tiempo para pensar.

Para vos, ¿pasión y propósito son lo mismo?

No lo sé. Creo que la palabra propósito esta un poco bastardeada y me cuesta encontrarle un sentido claro.

¿Qué significa para vos el éxito?

Es el concepto más relativo que debe existir, creo. Es distintos para todos. Para mí, el éxito es estar feliz la mayor parte del tiempo. Creo que el éxito laboral y personal se mezclan, me cuesta separarlos, aunque tengo en claro que el segundo es mucho más importante. Pero disfrutar del trabajo me permite un estado de ánimo que contribuye a una vida más feliz fuera de él. Cuando estoy trabajando en un proyecto que me encanta siento felicidad: eso es el éxito.

¿Vivís de tu pasión o trabajás de otra cosa?

Tengo otro trabajo, que está muy relacionado con el diseño también. Se llama Todo con Tiza (@todocontiza) y es el que me permitió crear esta nueva propuesta sin tanta presión de que debía funcionar ya. Voy repartiéndome un poco, pero cada vez menos, entre ambos. Empezar con Paula Cano – Diseño Digital fue una decisión y una necesidad también. Quería tener más flexibilidad por una cuestión de horarios familiares y, por otro lado, necesitaba darle forma a algo que ya venía haciendo de manera secundaria pero que cada vez me gustaba más.

¿Qué es más importante en tu trabajo, el proceso o el producto?

¡Ambos por igual! Sí, yo sé que lo que se ve es el diseño final, pero soy una fanática de los procesos. Cuando creé este negocio, invertí muchas muchas, muchas horas en los procesos que hay por detrás. La experiencia del cliente tiene que ser increíble, esa es mi mayor meta. Que me contrate por el diseño que quiere para su marca, pero que salga encantado con el proceso para crearlo. Que disfrute del camino y que el resultado sea transformador para su negocio. Estudio mucho para mejorar cada vez más esa experiencia con herramientas de soporte y comunicación que le den al cliente la visibilidad que necesita. También es muy importante el trabajo en equipo porque, para transitar ese proceso, en muchas etapas se requiere la intervención activa del cliente. No es un “encargo el trabajo y nos vemos en un mes cuando esté todo listo”. Por eso también valoro mucho la afinidad personal a la hora de tomar trabajos, soy bastante perceptiva y sé cuando el cliente y yo podemos formar un buen equipo.

De todos los aprendizajes que has ido cosechando en tu recorrido ¿cuál de todos te parece el más relevante para compartir?

El saber escuchar en forma activa al otro. Trabajé mucho brindando servicios de diseño bajo distintos formatos. Creo que el diseñador tiene la capacidad de distinguir qué va a funcionar de qué no, e imagino que cuando me contratan es porque confían en mi profesionalismo y criterio para llegar a ese resultado que hará la diferencia en su marca. Pero también estoy muy atenta a escuchar la historia que el cliente quiere contar, a cuál es la esencia de su negocio, el alma de su producto o servicio. Soy una convencida de que nadie conoce mejor su negocio que su propio dueño, y conocer esas historias para poder transmitirlas de la forma adecuada es mi pasión. Creo que escuchar al cliente es la clave: observarlo, ponerse en sus zapatos y ser flexible para ajustar ideas que tenemos instaladas o presuponemos van a funcionar porque sí. Sea que brindes un servicio u ofrezcas un producto, observar siempre el entorno y aprender de él. También me ha ayudado mucho en todos estos años el no anteponer excusas y HACER. No soy muy amiga de los consejos emprendedores: creo que nada remplaza el arremangarse y concretar los proyectos.

Gracias por otra semana más juntas disfrutando historias, ¡nos vemos la próxima! Besos, Marina