Encontrar mi pasión, para mí fue encontrar el motor que da sentido a la vida, el propósito , la energía, la nutrición y el impulso vital para enfrentar cada día.
Si bien tengo una vocación definida desde la infancia, puedo decir que la forma en que esta fue evolucionando y transformándose ha sido un proceso logrado a través del ejercicio de la búsqueda, la capitalización de experiencia, la reflexión y el trabajo constante hacia dentro y hacia afuera.
Me cambió, si, me fue transformando y lo sigue haciendo: me fue convirtiendo en alguien más reflexivo, responsable, flexible y consciente ante lo que voy viviendo. Me ayuda a conectarme con mi alma, mis verdaderas necesidades y con la alegría de estar viva. Con la belleza, el placer, el valor del esfuerzo, la empatía, el aprendizaje que imprime el dolor y la espiritualidad genuina.
No sé si es lo mismo, pero en mi caso están íntimamente ligadas. No puedo concebir una sin la otra.
Si, definitivamente. Y cada vez mejor.
Para mí el éxito es mirar hacia atrás y casi no reconocerme. Ver que cada día voy avanzando, siendo más consciente y más feliz. Sentir que he ido ganando libertad a cada paso, aunque falte mucho todavía.
Los mayores desafíos que enfrento diariamente son las trampas de mi propia mente, la impaciencia ante los tiempos internos, el miedo, las distracciones, la falta de tolerancia ante las diferencias, la rigidez, la necesidad de asegurarme, de tener el control
Se podría decir que sí, pero en definitiva todas tienen la misma raíz. El fondo que las origina es el mismo.
Me inspiran: la naturaleza, la belleza, la poesía, las personas luminosas, el amor que hace crecer, el buen sexo, la alegría, el trabajo, los libros, las personas sabias, una buena charla con amigos, el arte en todas sus expresiones, emocionarme, un buen vino, una comida rica (sabrosa, hecha con cuidado y amor), la reflexión compartida, el trabajo de mis alumnos, la energía del buen humor, la contemplación en soledad, caminar buscando flechas amarillas que me guíen, asombrarme ante las sincronías y la perfección de la vida…
Obviamente el proceso, porque no hay producto verdadero sin proceso transformador. Si algo, al hacerlo, no te cambia de algún modo, para mí no sirve, aunque esté muy bien hecho, sea bello, difícil, caro… no sé. Es lo mismo que confundir valor con precio.
Solo puedo hablar desde la propia experiencia, y sabemos que hay tantas como personas en el mundo. Para mi encontrar aquello que me apasiona es no sólo encontrar sentido a mi existencia sino también descubrir un camino hacia mí misma. Un canal de autoconocimiento sumamente revelador que me ha convertido en una persona cada vez más agradecida y libre. Me ayuda a ir conquistando de a poco la paz interior y el estado de presencia.
Lo único que puedo decir es que no ha sido (ni es) fácil ni cómodo: es mucho trabajo y muchas veces he estado tentada de desistir. Me he sentido perdida, agotada, agobiada, decepcionada, etc., etc., pero vale la pena. Nunca me he arrepentido de hacer algo, sí de no haberlo hecho. Equivocarse duele, pero enseña. Y si te apasiona, te llena, te da bien-estar, que se expande en todo lo demás que hagas en tu vida, y contagia a los que estén a tu alrededor, de tal forma que encontrar tu pasión termina siendo casi una responsabilidad con las personas que amás. Porque si vos cambias, todo cambia.